domingo, 6 de diciembre de 2015

Historia de Queens

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Ningún policia puede revisarte sin una orden. Quedate con tu paquete hasta que el precio del polvo vuelva a bajar. Cuántas vidas estas enseñanzas han salvado. Y sin embargo es así como nos pagan ¿Qué se creen? hace unos minutos Nasir me llamo:
-Mike, los mocosos otra vez estaban vendiendo en Central Park y se armó una grande. Han matado a Martin.

En Queens, los chicos han olvidado lo que significa la palabra respeto. Basta con asomarse a la ventana para ver cómo reclaman nuestras esquinas, desenfundan sus pistolas a la mínima provocación, y olvidan, olvidan que nosotros fuimos los que ideamos las leyes de la vida que conducen. Esto no quedará así.

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Maldición, pesando menos de un kilo he matado a toneladas de personas. Me usan, me temen y odian. Mi silencio es vida y paz. Pero a la gente en Queens les encanta escucharme hablar. Fui creado para matar pero ya estoy harto. Harto de la violencia, y de que se me eche la culpa. De ver chicos sin padres, y madres sin hijos. De ser testigo de las lágrimas de los que pierden hermanos y de la hipocresía de llorar por estos cuando eres tú el que me desenfunda sin mirar por encima de tus hombros. A todos ustedes les dí poder, pero hoy decidí no ceder.

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Estos vejestorios muy importantes se creen, se declaran dueños de las calles donde crecimos, aunque sean iguales que nosotros. Hijos de la necesidad que vivían en los proyectos. Pero a nosotros no nos reconocen y no quieren que entremos en sus negocios. 3 de los 5 chicos que vinieron esta noche nos encontramos en el edificio abandonado, los otros 2 por más que nos duela no volverán. Y parece que aunque ahora todo esté tranquilo nada ha acabado. Tuve la suerte de ser la primera bala y acertar, pues al parecer le dí a uno de los lideres y eso los desacomodo. El intercambio de balas fue fugaz y letal, ahora están afuera reorganizándose pero no tardarán en entrar. Cinco balas para los cuatro que quedan, y mis dos hermanos (Jermaine y Jay) me cubren.
 Tumban la puerta y le dan a Jermaine. Detrás de la columna consigo darle a dos con 4 tiros. Saben mi posición. Corro. Paso agachado detrás del sofa. Me detengo. Veo que Jay le da a otro y aprovecho para ponerme al lado opuesto de la habitación. Una bala perfora el hombro de Jay que suelta un grito y cae al suelo. Y desde el nuevo ángulo consigo acercarme y darle al que estaba desprevenido. Finalmente 0 balas, 0 Peligro. Por un momento en mi interior pienso y celebro la suerte que he tenido esta vez. Hasta que soy conciente del carro oscuro que se asoma afuera y el frio metal en la parte de atrás de mi cuello. Un escalofrío me invade, y escucho cómo golpea el pequeño martillo. Clack. Pero estoy ileso y no hago más que correr y correr, sin mirar a dónde.
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Mi dueño yace conmigo en el suelo, y aunque eso sea mi culpa, yo que fui creado para matar he salvado otra vida. Aquí acaba mi aventura, que bien se siente no tener que lidiar más con este absurdo ciclo de violencia... descansar al fin...
Más le vale a ese cobarde pensar que el tiro en mi hombro me mató -dice Jay, que se acerca al cuerpo de Mike y recoge el revolver- Supongo que no necesitarás esto más.
Y así empezamos de nuevo... maldición...

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